lunes, 16 de septiembre de 2013

EL AYUNO: SUS BENEFICIOS EN DESINTOXICACIÓN Y CURACIÓN DE ENFERMEDADES

Ayunar es no comer por un día completo o más, para ayudar al cuerpo mediante el descanso, a su reposición y sanación orgánica, mental y emocional.

Puede ser parcial o total. Parcial es que se consume algunos alimentos sólidos durante el período de ayuno. Total es que solo se bebe agua y algunos jugos, sin alimentos sólidos durante los días de ayuno.

Personalmente he realizado ayunos de 1 a 10 días, con solo agua, y de 21 días, combinando días en seco (sin nada) y días con agua.

Es muy recomendable para todo el mundo porque cambia totalmente la percepción de la vida. (Admon del blog)



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Antes del ayuno

Por corto que vaya a ser nuestro período de ayuno, no es nada aconsejable hacerlo como fruto de una decisión repentina ni ponerlo en práctica de la noche a la mañana.

Antes de emprenderlo, es imprescindible poner en práctica una serie de ajustes previos en nuestra dieta para evitar cualquier complicación.

    1. Comer menos y más ligero durante los días previos (al menos dos días). El tiempo de preparación dependerá de la intensidad y la duración del ayuno que se pretenda realizad.
    2. Cuanto más duradero e intenso vaya a ser el ayuno, más días de preparación son necesarios. Si se va ayunar tan sólo 24 horas, es suficiente con aligerar la cena de la noche anterior.
   3.  Aquellos que fumen y/o consuman bebidas con alcohol o cafeína, deberían abstenerse de ellas. De esta manera se evitará la aparición de cefaleas más intensas debido a la abstinencia.


Ayunar de forma segura

Si bien podemos entender un primer ayuno como una terapia de choque para adelgazar de manera sana y rápida, la práctica del ayuno intermitente, semiayunos periódicos, o simplemente la adquisición de unos hábitos alimenticios adecuados, es la manera más segura, de mantener el nivel de peso adecuado a largo plazo.


Recomendaciones

   1. Ayuno de jugos antes que ayuno de agua.
   2. Evitar una pérdida de peso diaria superior a 500grs. día.
   3. Tras el ayuno, reeducar nuestros hábitos alimenticios.
   4. Evitarlo en caso de alteraciones hepáticas.

El ayuno es perfectamente seguro y saludable como método para reducir el peso, pero debe tomarse en serio, ya que el organismo humano es un entramado complejo.

Por eso cabe insistir en que debe ser supervisado por personas cualificadas, quienes sabrán decirnos si estamos preparados para llevarlo a cabo, cuándo podemos comenzar y cuándo hay que acabar.



El Ayuno - Reconquistando el Eden




La Actividad terapéutica del ayuno

Basándonos en los estudios realizados por el reputado naturópata y promotor de la corriente higienista, el Dr. Herbert M. Shelton, el organismo realiza cuatro actividades básicas durante un período de ayuno:

    1. Eliminación de grasas
    2. Reaprovechamiento de la energía: la energía habitualmente dedicada a procesos digestivos puede ser utilizada para la regeneración de otros tejidos y la desintoxicación de toxinas.
    3. Reposo fisiológico: los órganos internos "descansan" y pueden recargar sus fuerzas.
    4. Eliminación de desechos: gracias al incremento de la actividad desintoxicadora, los órganos excretores incrementan su actividad.

Procesos de depuración interna

La actividad terapéutica del ayuno abarca múltiples frentes de nuestro sistema interno. A continuación mencionamos algunas de las funciones orgánicas asociadas a esta actividad que revierten en una mejoría de la salud:

    1. Disminución del colesterol: al no ingerir alimentos, tampoco se añade colesterol al cuerpo. Al permanecer en ayunas, el exceso de colesterol que teníamos almacenado en los vasos sanguíneos bien se utiliza para reparar y reconstruir tejidos (membranas celulares, hormonas adrenales, etc.), o bien es eliminado a través del hígado.

Durante este proceso pueden liberarse depósitos de colesterol "dormido", lo cual explicaría el posible aumento del mismo durante los primeros días de ayuno.

   2. Incremento de la fibrinólisis: la fibrinólisis es el proceso mediante el cual se disuelve la fibrina y se eliminan los coágulos del corriente sanguíneo. Tras un día y medio de ayuno, los niveles de actividad fibrinolítica de la sangre se incrementan considerablemente. Éstos se mantienen hasta 24 horas después de la interrupción del ayuno. Esto previene contra la aparición de trombosis, embolias o tromboflebitis.

   3. Aceleración de la autolisis: el proceso de autodestrucción de tejidos enfermos por medio de las enzimas, como los tumores benignos, se produce más rápidamente gracias al incremento en la capacidad de limpieza por parte de todos los órganos de eliminación (riñones, hígado, pulmones y piel).

   4. Aumento de la diuresis: a diferencia de los fármacos diuréticos, al ayunar, el cuerpo elimina sal y agua de forma espontánea y automática, sin dañar los tejidos orgánicos. Esta diuresis tiene tremendos beneficios para la salud.

   5. Aceleración de la fagocitosis: los índices de destrucción de bacterias y cuerpos extraños por parte de los glóbulos blancos experimenta un notable crecimiento en períodos de ayuno. Según un estudio reciente, "[...] el porcentaje de neutrófilos que participan en la fagocitosis aumenta con el ayuno. Además, hubo un incremento en el porcentaje de neutrófilos que demuestran la reducción de NBT (
nitro-tetrazolio). Aunque hubo una disminución en la opsonización del suero, el aumento del porcentaje de opsonización demostró compensar este defecto".

El ayuno terapéutico

    1. Favorece la desintoxicación y mejora el funcionamiento de los órganos al mismo tiempo.
    2. Acelera el proceso de curación y permite que el cuerpo se recupere de enfermedades en un corto período de tiempo.
    3. No requiere la ingesta de fármacos ni intervenciones quirúrgicas.
    4. Puede lograr resultados positivos donde otros métodos han fracasado.

Ayuno, un camino olvidado para la salud por Karmelo Bizkarra


Fases del proceso fisiológico del ayuno

A lo largo de un proceso de ayuno, nuestro organismo prioriza el consumo de recursos energéticos siguiendo un orden determinado. Este proceso fisiológico puede dividirse en tres fases:

    Consumo principal de los Hidratos de Carbono de reserva.
    Consumo principal de las Grasas.
    Consumo grave de Proteínas.

Fase 1

Durante el primer día y medio (o dos) se consumen las reservas de glucosa circulante (sangre), hepática (hígado) y muscular que tenemos almacenadas. La concentración de glucosa libre en sangre (glucemia) disminuye al cabo de dos o tres días. A partir de entonces el organismo recurre a otras materias y comienza la segunda fase.

Cuando el aporte de glucosa comienza a disminuir, el organismo realiza una serie de reajustes metabólicos para garantizar la disposición de glucosa, y mantener las cantidades de energía requeridas, por el cerebro y otras células.

Fase 2:

Llegados a este punto, se intensifica el consumo de ácidos grasos y aumentan los cuerpos cetónicos, una excelente fuente de energía para estos órganos. En un principio, se consumen proteínas no indispensables para la vida, que sólo servirán para ayudar con su neoglucogénesis al proceso de adaptación del cerebro al ayuno, hasta que éste se sienta capaz de consumir cuerpos cetónicos.

Ésta es la fase de mayor duración, básicamente porque el consumo de grasas es más lento que el de glucosa. Su duración depende de la constitución de cada individuo, y terminará en el momento en que el organismo se vea obligado a pasar a la última fase de consumo.

Parece ser que la grasa acumulada en el vientre (epiplón o mesenterio), los riñones (zona perirrenal) y en las capas inferiores de la piel (tejido subcutáneo) es la que se consume en primer lugar. Más tarde se toma la grasa acumulada en la zona de los ojos (grasa retroorbitaria), cara (bola de Bichat) y la que rodea a las articulaciones (grasa periarticular).

Fase 3:

Tras haberlo perdido a partir del segundo o tercer día, el apetito reaparece, llegados a esta fase, con una gran intensidad. Esta sensación suele ir acompañada de un notable adelgazamiento y de una gran debilidad.

Durante esta fase, el organismo, habiendo quemado ya la mayor parte de sus reservas de grasa, empieza a consumir proteínas musculares esenciales para la vida. Los mecanismos de reajuste metabólico surgidos en la primera fase comienzan a trabajar por encima de los límites de lo saludable.

Como siempre, la entrada a esta fase dependerá de cada individuo (por lo general no antes de los 20, 30 o 40 días). Aun así, los síntomas son lo suficientemente evidentes como para detectar que se ha llegado a ella y que, por tanto, se debe abandonar el ayuno. Una de sus manifestaciones más frecuentes es el edema.


 

Introducción al ayuno terapéutico

Sin entrar en valoraciones sobre la sonoridad del término en sí, lo que es cierto es que la palabra "ayuno" sigue provocando, en la mayoría de personas, una sensación poco agradable, generalmente seguida de una reacción de rechazo.

Como en tantos otros ámbitos de la vida, la poca favorable reputación actual del concepto del ayuno se debe sencillamente a la falta de información, a la desinformación, o a la ignorancia.

Sin embargo, y por suerte son cada vez más, las personas que han franqueado ese primer "obstáculo" y llegan a descubrir, apreciar y valorar positivamente el verdadero sentido de esta práctica, que no es sino el de un acto placentero y altamente saludable.

Si nos ceñimos al significado original del adjetivo "terapéutico", cuya etimología deriva del griego, debemos entender el ayuno como una forma de atender, ayudar y cuidar al enfermo. En definitiva, el ayuno terapéutico es un acto de salud.


Beneficios psicológicos


Debido a que el ayuno mejora la claridad mental y la concentración, puede convertirse en una herramienta muy útil para adquirir una mayor libertad, flexibilidad y energía que facilita la consecución de objetivos y proyectos personales y profesionales.

A muchos ayunantes experimentados les resulta útil ayunar como forma de prepararse mentalmente ante un proyecto de gran envergadura o con plazos muy apretados, como por ejemplo escribir un ensayo, preparar una gran presentación, un largo viaje, etc. Algunos artistas y escritores a menudo confiesan que sus mayores momentos de inspiración surgían estando tras ciertos períodos en ayunas. Con todo, los no iniciados en esta práctica no deben esperar este tipo de resultados en sus primeros ayunos.

A nivel emocional, ayunar proporciona una mayor tranquilidad, claridad y bienestar. Muchos testimonios afirman sentir mejorías en casos de depresión. Se experimenta una nueva visión de las cosas, se eliminan barreras psicológicas y obstáculos, y los objetivos se vuelven más accesibles. Algunos médicos han observado que sus pacientes tratados con curas de ayuno terapéutico experimentan una mejor concentración, menor ansiedad, mejor sueño y un despertar más agradable.

A veces resulta complicado saber si ciertos comportamientos se deben a causas emocionales o mentales, discernir entre dónde empieza lo uno y termina lo otro. ¿Estoy triste porque tenía este pensamiento? ¿O tal vez tengo este pensamiento porque estaba triste? El ayuno suele aclarar este tipo de cuestiones. La conciencia puede centrarse con más precisión y determinar el origen de las cosas desagradables que nos afectan. Una vez que la fuente ha sido identificada, es mucho más fácil encontrar las soluciones.

En definitiva, ayunar hace ver las cosas desde otra perspectiva, con mayor capacidad de discernimiento. Esto hace reconsiderar el porqué de la práctica de ciertos hábitos o adicciones más o menos nocivos y, en muchos casos, encontrar la fuerza de voluntad necesaria para abandonarlos.

    1. Mejora las facultades mentales:
        a. pensar
        b. estudiar
        c. recordar
        d. concentrarse


    2. Restaura el apetito natural y moderado
    3. Mejora la actitud
    4. Más claridad
    5. Mayor conciencia espiritual
    6. Mejora la planificación
    7. Mejora el sueño
    8. Aumenta la fuerza de voluntad
    9. Facilita el abandono de adicciones en poco tiempo (tabaco, drogas, alcohol, sobrealimentación...)
    10. Cambio de hábitos
    11. Impulsa la creatividad
    12. Fomenta las nuevas ideas


Beneficios físicos

Físicamente, se han observado grandes beneficios en enfermedades degenerativas crónicas, es decir, al deterioro progresivo debido a estilos de vida poco saludables, así como al desgaste natural propio del paso del tiempo. Muchas de ellas, la medicina moderna no sabe o no puede curar. Véase, por ejemplo, las siguientes patologías:

    1. Infecciones virales.
    2. Enfermedades degenerativas crónicas.
    3. Algunas enfermedades mentales.
    4. La mayoría de las formas de alergia o enfermedad autoinmunes.
    5. Enfermedades psicosomáticas.
    6. La mayoría de las formas de cáncer.

En la sección de ayuno terapéutico exponemos una relación detallada, sobre cómo el ayuno es capaz de combatir distintas patologías. Aquí vamos simplemente a reproducir un listado de beneficios.

Aunque algunas mejorías pueden notarse ya tras los primeros días de ayuno, nótese que la mayor parte de estos efectos se experimentan después del período de ayuno. Por otra parte, su efectividad dependerá de múltiples factores como el grado de intoxicación de cada persona, el tiempo de ayuno, el tipo de ayuno y lo adecuado que se haya seguido.


Listado de beneficios físicos del ayuno

    1. Es el mayor agente curativo natural conocido.
    2. Purifica el torrente sanguíneo.
    3. Libera el cuerpo de prácticamente todos los elementos nocivos por intoxicación.
    4. Elimina enfermedades. Cuando se alimenta a un cuerpo enfermo, se alimenta a la enfermedad.
    5. Mejora la circulación y limpia la obstrucción de los vasos sanguíneos.
    6. Restaura el bienestar del estómago, así como el de casi todas las demás partes del cuerpo.
    7. Conserva la energía. Las personas enfermas no pueden recuperarse a menos que tengan reservas energéticas. Muchas veces los alimentos reducen o eliminan la poca energía que se tiene al enfermar.
    8. Cura el 99% de las dolencias funcionales
    9. Cura rápidamente enfermedades leves, como forúnculos, manchas en la piel, indigestión, dispepsia, estreñimiento, fiebre, anemia, asma.
    10. Ayuda a curar a largo plazo enfermedades graves causadas por impurezas en el sistema.
    11. Revitaliza el cuerpo
    12. Elimina los dolores de cabeza y otros malestares provocados por un consumo habitual de toxinas como el café o la cafeína
    13. Es un gran restaurador natural de la juventud; se recupera la elasticidad y tersura de la piel.
    14. Retrasa el envejecimiento celular y prolonga la vida
    15. Ayuda a acabar con tumores, úlceras y bocios, y revitaliza las glándulas.
    16. Elimina el mal sabor de boca y purifica el aliento
    17. Restaura el tracto intestinal y lo devuelve a su estado natural.


Procesos emocionales del ayuno

    A menudo observo en los ayunantes que, tras cuatro días de ayuno, la concentración parece mejorar, el pensamiento creativo se expande, la depresión desaparece, el insomnio se detiene, la ansiedad se desvanece, la mente se vuelve más tranquila y comienza a aparecer una alegría natural. Mi hipótesis es que, cuando las toxinas físicas se eliminan de las células del cerebro, automáticamente la función mental-cerebral mejora, y las capacidades espirituales se expanden de manera notable.


Dr. Gabriel Cousens


Al ayunar, nuestro organismo va accediendo gradualmente a unos niveles de vibración mucho más sutiles. Si se practica con cierta regularidad, es posible apreciar notables incrementos en nuestra percepción, tanto de los cinco sentidos oficiales como de lo extrasensorial, lo que algunos llaman el sexto sentido.

Dado que la eliminación de impurezas se produce a nivel integral, el ayuno puede incrementar la capacidad energética y espiritual del individuo. Sabedores de estos beneficios, antiguos sacerdotes, gurúes, chamanes y otros guías espirituales ayunaban para dotarse de una mayor fortaleza interna y aplacar la ira de los espíritus vengativos.

Uno de los beneficios del ayuno son sus efectos sobre nuestros estados emocionales. Mientras dura el proceso, es común notar una mayor sensibilidad y sentirse mucho más emotivo. Algunas personas pueden incluso prolongar ese estado más allá de la finalización del ayuno. Lejos de ser algo negativo, debemos considerar este cambio como un proceso natural de “limpieza emocional”.


Esta es la razón por la que se recomienda reducir la actividad,  durante los períodos de ayuno, y hacerlo en ausencia de las obligaciones cotidianas. Bajo estas circunstancias ideales, nos permitirá dejar a un lado buena parte de nuestras preocupaciones y favorecerá el descubrimiento interior.


La forma de manifestarse esta vertiente espiritual, no es tan fácil de describir como pueden ser los procesos fisiológicos del ayuno que benefician a la salud. De hecho, cada persona tiende a experimentar las sensaciones a su manera. A menudo, suceden tan sutilmente que apenas si se notan.

Estos son algunos de los beneficios psicológicos o espirituales que podrían apreciarse en un ayuno superior a tres días:

   1. Incremento de la fuerza de voluntad
   2. Aumento de la estabilidad psicológica, autoconfianza y autocontrol
   3. Sensación de mayor bienestar espiritual, por la reducción de los deseos y necesidades corporales
   4. Visión interior más nítida y profunda
   5. Mayor capacidad de concentración, meditación y oración
   6. Nueva concepción del hambre, los alimentos, su valor y necesidad
   7. Mayor capacidad para canalizar las energías y sanar dolencias psicológicas


Ayuno con zumos

Es el ayuno en el que únicamente se consumen zumos de frutas durante un período variable de tiempo. Es una forma de ayunar mucho más llevadera que el ayuno con agua o hídrico, ya que aporta una cantidad suficiente de calorías y vitaminas, tan esenciales para los tejidos (que en muchos casos esa cantidad será mayor de la que consumimos habitualmente).

Además, al beber de 8 a 10 vasos de zumo diariamente, la sensación de apetito queda bastante mitigada. Por este motivo, es la modalidad de ayuno más apropiada para los que se inician en esta práctica, así como la que puede aguantarse durante un mayor número de días.

Obviamente, lo ideal es prepararse uno mismo sus propios zumos, de modo que sean 100% naturales. La mayoría de productos envasados, a pesar de lo que pueda decir en su etiqueta, suelen contener colorantes y demás ingredientes artificiales para mantener el sabor, cosa que siempre será contraproducente con relación a nuestro propósito. Además, se deben ingerir al momento de ser exprimidos, a fin de preservar el máximo de valores nutricionales.


El ayuno de jugos

El ayuno de jugos se puede dividir en dos ramas o modalidades: el ayuno de zumos, donde se beben zumos de frutas naturales; y el ayuno de vegetales, donde se pueden ingerir jugos de vegetales o caldos de verdura frescos.

La principal característica de este tipo de ayuno es que, gracias a la facilidad de asimilación de los alimentos ingeridos, nuestro cuerpo sólo va a "gastar" una mínima parte de sus funciones en procesos digestivos.

Estas dos modalidades permiten mantener una cantidad de nutrientes suficiente, de modo que no experimentaremos la misma sensación de cansancio o falta de energía, que con el ayuno de agua. Por tanto, podríamos decir que se trata de una forma de ayunar (en la mayoría de los casos) compatible con la actividad cotidiana.

El ayuno a base de jugos ofrece una forma de mejorar la salud, depurar el organismo y aumentar la vitalidad. El aporte nutricional de los jugos frescos ayuda al cuerpo a sanar, restituir y desintoxicar productos de desecho. Incluso en ayunos cortos podremos apreciar notables beneficios y una mayor sensación de bienestar.

A pesar de que este tipo de ayuno sea un poco menos intenso que otros, eso no debe considerarse como un inconveniente. De hecho, para muchos profesionales de la salud, el ayuno de jugos es la única modalidad de ayuno recomendada, ya que es menos "agresiva" que el ayuno de agua, con el añadido de que proporciona vitaminas, minerales y enzimas fácilmente asimilables por la sangre, sin sobrecargar el sistema digestivo. Es una manera suave y asequible de iniciarse en el ayuno terapéutico, tanto para descubrir sus propiedades purificadoras y curativas, como para notar sus beneficios psicológicos.

Se recomienda, por lo general, prolongar este tipo de ayunos hasta 30 días, un plazo de tiempo que suele bastar para obtener la depuración necesaria a nivel de regeneración celular y de curación de patologías.

Debido a su potente naturaleza, es conveniente diluirlos con agua en una proporción de 1/4 (1 parte de agua por 3 de jugo). Entre 3 y 5 vasos es la cantidad diaria recomendada, siempre acompañada de unos 2 litros de agua. Un par de tazas de té de hierbas suele ser otra de las recomendaciones en este tipo de ayuno.

En personas con patologías, como hipoglicemia, diabetes, hipotiroidismo o disfunciones renales, es aconsejable ingerir, entre zumo y zumo, porciones sólidas de frutas con una cierta densidad, como el plátano. Aunque reducirá la velocidad del proceso depurativo, esto permitirá mantener los niveles de azúcar.


Ayuno y adelgazamiento

Uno de los mayores negocios de hoy día es el que genera la industria relacionada con la pérdida de peso, el control de la figura, dietas milagrosas y demás programas similares. Cada cierto tiempo se pone de moda una dieta o producto farmacéutico nuevo: cuando no se trata de un engaño, puede hasta descubrirse que es una forma de maltrato al organismo. (véanse las famosas dietas proteínicas, o método Dukan).
 

La verdad es que el sobrepeso se está convirtiendo en un problema cada vez mayor en los países más desarrollados. Se habla mucho de obesidad infantil, pero la obesidad adulta es tanto, o más presente, en nuestra sociedad actual, debido a la mala alimentación como también, a una sobre alimentación y a unos hábitos de vida tan cómodos como poco saludables.

Ponerse a dieta sin la tutela de un experto nutricionista es poco menos que una forma de autoengañarse, por la sencilla razón de que exige una capacidad de autocontrol mayor de la que habitualmente tenemos.

Lo más común en los "programas de adelgazamiento rápido" es que, tras un breve período de tiempo en el que perdemos unos cuantos kilos, pronto volvamos a los hábitos alimenticios anteriores y, por ende, acabemos recuperando todo el peso perdido, cuando no engordando aún más.

En cuanto al ejercicio físico, la cantidad necesaria para conseguir una reducción de peso apreciable es mucho mayor de la que por lo general estamos dispuestos a asumir. Asimismo, el ejercicio tiene el peligro adicional de que provoca un aumento del apetito. Durante el ayuno, la actividad corporal se reduce considerablemente.

Lo más recomendable para el ayunante es, en la medida de sus posibilidades, realizar actividades de intensidad leve, como por ejemplo paseos al aire libre, ejercicios de estiramiento, técnicas de relajación, etc.

Una persona con buena salud que emprende un ayuno exclusivamente para perder peso podría incluso realizar otros ejercicios de mayor intensidad. Si bien esto pocas veces revierte en un mayor adelgazamiento, sí que puede ayudar a fortalecer el tono de los tejidos

Tomado de: http://www.ayuno.es/

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