martes, 25 de noviembre de 2014

¿COMO AFECTAN NUESTRA VIDA LOS SECRETOS FAMILIARES?

Recordemos eso de que los "pecados", mas bien, los errores de los padres serán pagados por los hijos y los hijos de sus hijos...

¿Cómo afectan nuestra vida los secretos familiares?

¿Cuántas veces nos angustiamos sin explicación? ¿O tomamos decisiones sin sentido? La clave está en descubrir ese entramado inconsciente que se anida en la transmisión hereditaria para superar la repetición de situaciones traumáticas y liberarnos.



¿Podía Edipo huir de su destino? ¿Era necesario que Napoleón por ser leal a su padre se enfermara de cáncer de estómago? ¿Sabía Guillermo de Holanda que al elegir a Máxima repetía la historia de sus ancestros? ¿Cómo explicar las tragedias de la familia Kennedy? Hay dolores sin sentido, angustias que –muchas veces- parecen no tener un origen claro, sentimos que cargamos mochilas pesadas pero no sabemos cómo deshacernos de ellas.

"Secretos familiares, ¿decretos personales?", el nuevo libro de Diana Paris, nos propone, desde la psicología transgeneracional, sanar las raíces de nuestro árbol genealógico para vivir, mejor, más livianos y hacer más libre la vida de las siguientes generaciones. Hablamos con la autora.



-¿Qué es la psicología transgeneracional?

La psicología transgeneracional  estudia el inconsciente de un clan, de una familia en sentido extenso: llega hasta los ancestros que no conocimos y sin embargo están presentes en nuestra vida, porque el inconsciente transgeneracional se transmite de una generación a otra y guarda lo in-nombrable que cada linaje tiene encerrado bajo siete llaves. El árbol genealógico contiene -como un holograma- todo lo que somos, sentimos, padecemos, elegimos, enfermamos, decidimos y celebramos.

Muchos estudiosos avanzan desde hace años en esta herramienta terapéutica que es la psicogenealogía: Anne Ancelin Schutzemberger, Josphine Hilgard, Nicolas Abraham y María Torok, Serge Tisseron retomaron conceptos de Sigmund Freud, Francoise Dolto y Alice Miller para ir más allá del inconsciente individual y explorar el inconsciente familiar: allí anidan frustraciones y pactos invisibles, deudas impagables, vocaciones, modos de construir una pareja y de vincularnos con los amigos, el trabajo o los proyectos. En los nudos secretos que toda familia se encarga de perpetuar habita lo más conflictivo, la compulsión a repetir esos mandatos de nuestros antepasados.

Cuando se toma conciencia de que una vocación que se cree personal no es propia sino que corresponde a un bisabuelo, se reencausa el deseo; cuando se advierte que el dolor de las vértebras sacras no es propio pero se sufre por lealtad al padecimiento de un miembro del clan, el sufrimiento y la invalidez cobran un sentido y alivian la carga; cuando no se puede tener hijos porque se sigue el patrón del linaje transmitido por generaciones dando un mensaje siniestro: “dar a luz equivale a morir en el parto”, se ilumina una zona que era desconocida y la concepción recién puede ser posible.

La verdad, animarse a ver cara a cara a la verdad, levantar la cripta que esconde los secretos familiares nos libera de una mochila ajena, nos da libertad y la posibilidad de sanar nuestro árbol genealógico para que las siguientes generaciones no carguen las situaciones traumáticas de nuestros mayores.



-Exactamente, ¿con quiénes trabaja y qué herramientas emplea?

La psicogenealogía es una técnica terapéutica que trabaja con quienes necesitan despejar dudas sobre su identidad, conocer el origen de ciertas alergias o enfermedades, averiguar por qué se repiten las mismas fallas al elegir pareja o fracasar en los estudios. Los consultantes llegan con un tema específico que los mortifica: miedo a viajar, migrañas que no se resuelven con tratamientos farmacológicos, imposibilidad para tener hijos... El estudio del árbol genealógico determina cuáles son los personajes “dobles” que están presentes en el sujeto arrastrando duelos inconclusos de una bisabuela a quien tal vez no se conoció. Hay un inconsciente intrauterino transmitido desde la misma concepción que graba en el nuevo ser toda la información de la rama materna y de la rama paterna, que a su vez ya llevan inscripta la información de sus padres, abuelos, y así hasta donde ese clan se remonte…

Reunir datos, preguntar, investigar en registros civiles e iglesias, buscar fotos y documentos. Todo sirve: el relato de una tía, los mensajes escuchados a medias, la intuición del origen o pertenencia a una cultura diferente en la que se crece. El genosociograma es el relato del árbol con toda esa información: nombres, fechas de nacimiento y muerte de los antepasados, vocaciones, profesiones, accidentes, situaciones contextuales (guerras, deportaciones, crisis económicas), prejuicios, creencias, enfermedades, muerte de niños al nacer, hijos ilegítimos, violaciones, casamientos forzados, crímenes, estafas, mentiras, identidades negadas. Todo está en el inconsciente de los miembros de un linaje. El secreto es una patología que se transmite, se repite como un “guión familiar” y daña. Romper el paradigma transgeneracional, libera.



-¿Qué surge a través de este análisis?

El análisis siempre arroja datos sorprendentes, porque siempre lo supimos pero no lo habíamos podido ver. “¿Por qué en nuestra familia siempre ocurre un accidente en Navidad?” “¡Qué raro! Mi segundo hijo como mi tío (el segundo hijo de mi abuela) nacieron en la misma fecha y parece que les suceden cosas semejantes”. Nos asombramos cuando detectamos sincronía de ciertos hechos en determinadas fechas. El análisis revela que no son acontecimientos casuales: repetimos por lealtad y para “usar” la información programada en nuestro clan.

El análisis revela una verdad que grita a voces manifestándose en enfermedades o angustia injustificada. El peso de cargar con duelos de muertos desconocidos nos agobia hasta el presente aunque hayan pasado 200 años. Romper el secreto sana, repara y evita la repetición. Cuando se sabe se deja de tropezar con la misma piedra.

-¿Qué problemáticas permite resolver?

 El análisis transgeneracional permite conocer los tres pilares básicos de la identidad: qué me dan mis ancestros, qué esperan de mí y qué pongo yo. Venimos marcados con tatuajes invisibles: “serás un científico para completar la tarea de tu padre”, “no ganarás dinero porque eso es ser inmoral”, “te quedarás con tu hermano toda la vida para evitar que los de afuera los separen”. Las expectativas están en el inconsciente intrauterino y las mamamos con la leche materna. Sabemos que debemos ser fieles a esa programación porque la des-lealtad al clan es imperdonable.



-¿Alguna historia que pueda servir de ejemplo para entender exactamente cómo funciona?

Una niña nace en los años 50 tras un largo trabajo de parto de su madre. Sale a la luz morada y asfixiada. Pesa 4 kilos. Parece que está sana y rozagante. Pero rechaza la teta y las leches alternativas. En pocos días es piel y huesos. Peligra su vida y el riesgo es muerte por inanición. El pediatra sugiere sacarla del ambiente familiar. Llevarla a otro espacio. En otro ámbito, la bebita empieza lentamente a aceptar la comida y sobrevive. La anorexia nerviosa fue su alarma ante la violencia a la que se vio sometida al nacer. Su madre había sido golpeada en el momento previo a dar a luz. La muerte y la angustia fueron los últimos líquidos que bebió de la placenta. Una vez nacida ya no quería vivir.

¿Un bebé sabe esto? Sabe, siente, claro que sí. La vida viene en un paquete que trae dolor, muerte y agresión. ¿Para qué vivir? Fuera del espacio violento del hogar, regresa fortalecida y habiendo despertado el instinto de supervivencia. Acepta aprender a comer. Hoy es vegetariana. La carne quedó asociada en su inconsciente a la sangre y la violencia. Hoy esa niña es una mujer de más de 50 años, entiende tras hacer su árbol genealógico que también su madre había nacido en un baño de sangre, y lo mismo su abuela. Y entiende por qué a los 20 años (la edad de su madre cuando ella nació) había decidido no tener hijos. Cortó el patrón familiar de nacimiento/muerte y reparó esa rama de su árbol familiar. Tomó una decisión de cuya elección no era totalmente consciente ni libre, pero de la que supo leer la información vedada.

No todos los hijos cumplen los mismos mandatos. De hecho, con los mismos padres y la misma familia, tres hermanos pueden ser bien diferentes. La clave está en los lugares de cada uno, las expectativas de los padres cuando cada uno de los hijos nació, qué duelo irresuelto carga el más chico, o el primogénito, qué nombre revela el “doble” en el árbol, qué mandatos se inscribieron por pacto invisible en el hijo del medio… Pertenecer a una familia no nos hace igual a nuestros parientes más cercanos. Tal vez nuestra “foto” se identifique más con un tío abuelo que no conocimos que con el hermano con quien compartimos los juegos de infancia.

Mini-Diccionario de la Psicogenealogía

Síndrome de aniversario: El inconsciente lleva las cuentas. Sabe que en septiembre conmemoramos un accidente del que nadie nos habló y lo actualiza con otro accidente. Nada es casual, todo es CAUSAL. La causa es recuperar aquello ominoso, callado y ponerlo en escena nuevamente a la espera de que alguien nos explique lo sucedido. Hasta que no se revele el enigma, se repetirá.

Lealtad familiar: Si la información y los datos están, es para usarlos, nos grita el inconsciente. Pues cómo desoír la voz de los mayores, cómo transgredir las expectativas, cómo negarse a cumplir lo prometido por los de mi apellido. Cuando somos leales a lo que no nos compete, erramos el camino: estamos cargando con compromisos y deseos ajenos. Romper el patrón otorga libertad a nuestras vidas.

Contratos ocultos: Nunca me lo dijeron, pero sé que bailar danza clásica con tutú y mostrando las piernas es de “mujer de mala vida” y aunque mi vocación sea ser bailarina no seguiré mi deseo porque al nacer firmé con sangre (la sangre familiar) un contrato en el que aseguré no ser una mujer “liviana”. Entonces engordo, soy “pesada”, no apta para bailar, oculto mi cuerpo y sobre todo mis piernas para ser fiel a la letra chica que me impide vivir libremente.

Diana París es licenciada en letras, profesora universitaria y editora. Dentro del psicoanálisis, hace diez años se dedica a Psicogenealogía. Es autora de “Secretos familiares, ¿decretos personales”, de Ed. Del Nuevo Extremo. 


Tomado de:  http://entremujeres.clarin.com/vida-sana/psicologia/psicologia-transgeneracional-arbol-genealogico-secretos-familiares-decretos-personales-diana-paris_0_1213678720.html

viernes, 21 de noviembre de 2014

LAS ONDAS WIFI (DEL INTERNET INALAMBRICO) PUEDEN GENERAR INFERTILIDAD

 

Audio del texto, aquí.

La conexión wifi abrasa los testículos

Ya en el año 2004 un inquietante estudio reveló que trabajar con el ordenador portátil sobre las rodillas podía disminuir la fertilidad masculina.

En efecto, el calor que el ordenador desprende en el regazo al estar sentados aumenta la temperatura del escroto, el saco de piel que protege los testículos y que los mantiene a una temperatura estable. Y precisamente la razón por la que los testículos se encuentran en el escroto, fuera del abdomen, es la temperatura, que necesita ser ligeramente inferior a la del cuerpo para producir espermatozoides (espermatogénesis).

Investigadores en urología de la Universidad de Nueva York han comprobado el aumento de 2,88ºC en la temperatura del escroto en los hombres que se colocan de ese modo el ordenador portátil, lo que “puede suponer un impacto negativo en la espermatogénesis, sobre todo en los adolescentes y jóvenes”, según han declarado. (1)

 

Hecatombe de espermatozoides


Sin embargo, por desgracia, un nuevo estudio ha revelado que existe algo incluso peor que el calor: las ondas wifi del portátil reducen la motilidad (con “t”) de los espermatozoides, es decir, su capacidad para desplazarse de manera espontánea. Los espermatozoides necesitan tener una buena motilidad para alcanzar el útero, llegar hasta el óvulo y fecundarlo.

Los investigadores también han constatado un aumento de la fragmentación del ADN y, en consecuencia, una alteración del código genético, que también puede conllevar una disminución de la fertilidad.

Para llegar a esta conclusión, investigadores argentinos y americanos metieron espermatozoides humanos, procedentes de 29 voluntarios, en pequeños tarros que colocaron alrededor de un ordenador portátil encendido y con wifi, el sistema que permite conectar a Internet dispositivos electrónicos de forma inalámbrica.

Después de sólo cuatro horas comprobaron que ya se había reducido significativamente la motilidad de los espermatozoides y que la información genética del ADN se había modificado, en comparación con los espermatozoides que estaban en tarros que permanecían alejados del área de influencia del wifi. (2)

Los hombres que trabajan sentados, con el ordenador portátil sobre sus rodillas, suelen tener la señal wifi del ordenador a sólo unos centímetros de sus testículos, sin ninguna protección. Probablemente el efecto sobre sus espermatozoides sea el mismo que en el experimento.


Los campos magnéticos de baja frecuencia dañan los tejidos vivos


Con toda seguridad ocurre lo mismo en el caso de los hombres que llevan el teléfono móvil en el bolsillo del pantalón.

Los campos magnéticos de baja frecuencia, que también son utilizados por los teléfonos móviles, desencadenan la producción de radicales libres, que son factores de oxidación de las células y de moléculas como los ácidos grasos, las proteínas y los ácidos nucleicos (ADN). Los radicales libres reaccionan con los ácidos grasos poliinsaturados en la membrana de las células, provocando un proceso denominado peroxidación lipídica.

Los espermatozoides humanos contienen ácidos grasos poliinsaturados y acetilados en su membrana. Ésta queda dañada bajo el efecto de los radicales libres, lo que provoca la disminución de la motilidad espontánea de los espermatozoides y después la muerte celular, así como alteraciones en el ADN.

Evidentemente, para concebir a un bebé sano resulta esencial que el ADN contenido en los espermatozoides se encuentre íntegro. La fragmentación del ADN en los espermatozoides se ha relacionado con una baja fertilidad, un mal desarrollo del embrión, un nivel elevado de abortos espontáneos y una mayor morbilidad de los recién nacidos, sobre todo por cáncer. (3)(4)


Coloque el ordenador sobre la mesa


La medida de protección más sencilla es la de no colocar el ordenador portátil directamente sobre las rodillas, sino encima de la mesa. Aun así, desconecte el wifi en cuanto le sea posible y utilice un cable de red.

Con respecto al teléfono móvil, evite llevarlo en el bolsillo del pantalón. O todavía mejor, llévelo apagado el mayor tiempo posible.

Y ya puestos, aproveche para hablar menos por teléfono y, en lugar de eso, verse en persona y compartir tiempo real con sus amigos… ¡una gran idea no sólo para proteger sus espermatozoides!

Estamos rodeados de aparatos eléctricos y campos electromagnéticos... por ello, ¿no cree que debería informar a sus familiares y amigos del riesgo que esto supone para su fertilidad? Le invito a reenviarles este email para que sean conscientes.

Y si usted está leyendo este email porque alguien se lo ha reenviado y quiere empezar a recibir gratuitamente Tener S@lud, sólo tiene que hacer clic en este enlace y escribir su dirección de correo electrónico en el formulario que encontrará ahí. No cuesta ni un céntimo, sienta bien, puede darse de baja cuando lo desee… ¿qué más necesita?

¡A su salud!

Juan-M Dupuis

Fuentes


  1. Yefim Sheynkin, Michael Jung, Peter Yoo, David Schulsinger, et Eugene Komaroff, Department of Urology and General Clinical Research Center, State University of New York at Stony Brook, Human Reproduction Vol.20, No.2 pp. 452–455, 2005.
  2. Fertil Steril, November 23, 2011 ; 10.1016/j.fertnstert.2011. 10.012
  3. Avendano C, Franchi A, Duran H, Oehninger S. DNA fragmentation of nor- mal spermatozoa negatively impacts embryo quality and intracytoplasmic sperm injection outcome. Fertil Steril 2010; 94:549–57.
  4. Aitken RJ, De Iuliis GN. Origins and consequences of DNA damage in male germ cells. Reprod Biomed Online 2007; 14:727–33.