viernes, 22 de agosto de 2014

EL INCONSCIENTE, DIOS DE NUESTRA REALIDAD




Para nuestro inconsciente y subconsciente, solo existe el presente, porque todo recuerdo, cuando lo recuerda, lo está recordando en el presente y si ese recuerdo genera una emoción cualquiera, lo hace en el presente.

Cuando se ha perdonado alguna circunstancia y se recuerda tal hecho, si el sentimiento del momento es de tranquilidad, entonces sí se perdonó, porque se olvidó la emoción negativa que se vivió en ese instante.

El no perdonar es el no olvidar esa emoción; es un apego a ese feo sentimiento sea el que sea. Entonces, si digo que ya perdoné tal circunstancia y al recordarla siento nuevamente ese sentimiento, no he perdonado.

El perdonar es algo que debe lograrse desde nuestro inconsciente y subconsciente; no algo para decir, ni para pensar porque esa parte de nuestra psicología no entiende pensamientos ni verbalizaciones.

Con el inconsciente y subconsciente se entra en común acuerdo por medio del sentir, de las imágenes, jeroglíficos y simbolismos que procesamos consciente o inconscientemente.

El inconsciente maneja el 95% de nuestras situaciones y relaciones.

Es importante aprender a comprender nuestro inconsciente desde el presente y convencerlo de que lo que nuestro consciente quiere, se puede lograr. Una vez que el inconsciente lo acepta, todo lo relacionado con eso que se quiere, se empieza a dar con facilidad.

Si se proyecta un futuro cualquiera, el inconsciente lo vive en presente; su emoción es presente; su sentimiento respecto a ese futuro, es presente.

Para que un proyecto nuestro se manifieste rápido y con facilidad, hay que lograr que el inconsciente acepte ese proyecto con alegría, con un sentimiento de que si es beneficioso, de que si se puede, etc.

Lograr que nuestro inconsciente se alinee con nuestros propósitos, es tomar control de nuestra existencia.

Mientras no lo logremos, él nos lleva de un lado a otro y se opondrá a lo que no acepta y tendremos gran dificultad en lograr eso que tanto anhelamos.

Así que si quieres un salvador, aquí te lo presento; su nombre no es dios, ni jesús, ni buda. Es, INCONSCIENTE.

Libres de Ser, sin miedos y sin temor