Audio del texto, aquí:
Enamorarse es algo biológico; algo que atañe mas al cuerpo y su programación de supervivencia de la especie humana que a una necesidad de lo que Uno como Ser, Es.
El cuerpo con todos sus miles de canales y centros nerviosos especializados, ponen en movimiento - junto con las glándulas endocrinas -, todo un torrente de secreciones, neurotrasmisores y fluidos que llenan de vitalidad (de hormonas) y que, al estar desprevenido, se toma toda esa atracción química que se da entre ambos cuerpos, como amor.
Entonces, la emoción se dispara y la mente le sigue con asombrosa rapidez con ensoñativas ideas, ilusiones y fantasias respecto a un futuro probable pero totalmente inexistente, que ambos proyectan y sostienen incoherentemente.
Lo único cierto es que tal torrrente hormonal, tal vitalidad, es asociada con la felicidad; y, como los personajes centrales de tal suceso biológico - la pareja - no son ni conscientes ni dueños de sí mismos, creen profundamente lo que la emoción y la mente les pinta: se creen el cuento de hadas donde él es el principe azul y ella, el alma gemela. En palabras coloquiales, se cree haber "tomado el cielo con las manos".
En la desdicha mutua de vivir, creen y están seguros de haber encontrado su todo, su medicina afectiva que les equilibra, les da paz y una razón por la cual seguir existiendo.
Con el tiempo, cuando los niveles de dopamina y de endorfinas (la "droga" que segrega el cerebro y causa tal alusinación y adicción inicial) ha disminuido por el desgaste inconsciente de ambos, empiezan a ver y sentir la realidad, y es ahí, donde en verdad inicia el camino de la aceptación o de la ruptura, ya que, en el fondo, saben que siguen incompletos e insatisfechos.
AUDIO EN YOUTUBE: AMOR HORMONAL (FELICIDAD BIOLOGICA)
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El amor no es una emoción ni un sentimiento bonito. Es un estado de consciencia presente y continua. Y es desde ese estado de conciencia activa, que se debe iniciar una relación.
Una relación libre, es una relación donde Él, y Ella, saben lo que sienten mutuamente sin creerse las fantasías de la mente común y corriente. Sin creer que Ella será el motivo de su vida ni que Él será el aliento de sus días. Sin creer - dicho sea de paso - que tener hijos es la perpetuación de su amor. Ya que el tema de la prole, es algo que solo atañe a la parte instintiva de supervivencia de la especie; y, que ha sido grandemente explotada por la religión materialista como un medio de engrosar sus filas.
Así que una pareja libre, es aquella que comparte libremente, todo; respetando el lazo convenido, caminando conjuntamente de forma dignificante y edificante; de manera que, cuando ya no da más, sin estupideces telenovelezcas y sin atontamientos tradicionales, se dan el beso del adios, con alegría por lo vivido y mutuamente aprendido, sin la absurda sensación de pérdida, sin la inentendible emoción de apego que hace creer que se acaba la vida.
Hacen el correspondiente corte emocional y mental, para continuar sus vidas sin agrabios, sin desavenencias ni días oscuros. Totalmente desprendidos. Sin ataduras energéticas.
El amor no ata, sino que permite y respeta todo. No se opone, si no que ayuda o se retira.
Libres de Ser, Sin Miedos y Sin Temor.