miércoles, 25 de diciembre de 2013

DESPERTAR CONCIENCIA ES RECONOCERTE Y PERCIBIRTE CON ESPONTANEIDAD

 

Enlace a la escena donde Sidarta se libera e ilumina, aquí:
 

Despertar a nuevos conocimientos y a nuevas ideas, siempre genera alegría, contento, deseo de buscar, de conocer y de aprender mas sobre eso que motiva un nuevo baile neuronal.

Pero, este no es el despertar del que hablan siempre los maestros y maestras de todos los tiempos y culturas. No.

Porque la obtención de nuevos conocimientos, sólo nos faculta para movernos en determinado círculo, sea este terrestre, tridimensional o inmaterial.

A lo que se le llama despertar de la conciencia, es a darnos cuenta por si mism@s, de eso que somos, mas allá de teorías, reglas espirituales, obtención de poderes, etc. ya que todo esto, aunque es importante, solo es parte de la ilusión conformada por nuestra propia mente.

No tiene que ver con títulos universitarios o académicos, ni con estatus espirituales como ángel, comandante, maestro, etc. ni con si tiene pequeños o grandes poderes psíquicos.

Despertar conciencia es reconocerse como ausencia de expresión, como quietud de emoción, como silencio de la mente, como vacío de deseos, de anhelos, de necesidades, etc.

Es comprobar por si mism@, degustar por si mism@, vivir por si mism@, ese estado de plenitud, de aquietamiento y silenciamiento instantáneo que sucede sólo cuando me hago presente y me percibo rodeado de cosas materiales, de colores, de sabores, de olores, de formas y de ideas y sentimientos respecto a esas formas.

Despertar conciencia, despertar a eso que se Es, es darse cuenta de que Soy Soledad, Silencio, Quietud y Vacío constante, que permite evidenciar la turbulenta y también violenta ilusión de ideas, imágenes, formas, sensaciones, emociones, olores, sabores, etc. que crean nuestras creencias, nuestras costumbres, nuestras programaciones culturales, sociales, morales, religiosas, familiares y genéticas.

Sólo cuando nos reconocemos como soledad unida a todo, como silencio pleno de sabiduría, como quietud en movimiento y como vacío que lo llena todo, se está despierto y se ve con total claridad la luz de la propia libertad.

 
En ese momento, el yo superior, pierde el valor que le habíamos dado por tradición o ideología y ya no puede engañarnos mas y nos liberamos de las cadenas del bien y del mal, de la alegría y de la tristeza, del deseo y del rechazo, de la vida y de la muerte.

Entonces, despierta a tí mism@, reconócete como ese algo que da vida a ese cuerpo, como ese algo que da vida a lo que hay a tu alrededor, porque sin ti, sin tu percepción de esa realidad, nada de eso existiría como existe ahora que estás ahi.

Reconócete como el centro de todo y empezarás a comprender todo, por ti mismo y no, por que lo leíste, sino porque ya lo vives, ya lo Eres y lo percibes con toda naturalidad y espontaneidad.

En ese momento muchas barreras se caerán solas, tales como la necesidad de juicio sobre cualquier cosa.