sábado, 11 de enero de 2014

EL OJO DE LA AGUJA



- 23 Entonces Jesús dijo a sus discípulos:
De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos.
- 24 Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios.

- 25 Sus discípulos, oyendo esto, se asombraron en gran manera, diciendo: ¿Quién, pues, podrá ser salvo?
-26 Y mirándolos Jesús, les dijo: Par los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible. (Mateo 19:23-26)

* * *

Para pasar por el ojo de la aguja, es indispensable olvidarse de todo concepto aprendido sobre la vida y sobre la muerte.

Es carecer de emoción alguna, carecer de reacción violenta alguna.

Solo en la pobreza intelectual y emocional sobre uno mismo y sobre el mundo, florece el Todo, en Total y Deslumbrante Sabiduría, Unicidad y Perfección.

Hay que olvidarse de la identidad personal y colectiva; olvidarse del gozo y de la alegría.

Pasar por el ojo de la aguja, es pasar como hilo de seda, del mundo de la ilusión al mundo de la iluminación.

Una vez allí, solo resta permitir ser completamente traspasado por toda su luz y arder en todo su candor.

A esto nos invita el ojo de la aguja.

¿Ilusión o iluminación?